Jesús nació en Belén, una pequeña aldea de apenas tres centenas de habitantes. Paso obligado de las caravanas que iban o venían de Jerusalén, en pleno reinado del emperador Augusto.
Las ciudades importantes estaban rodeadas de montañas debido a su necesidad de defenderse de los pueblos vecinos con ansias de conquista. La vida en una ciudad era intensa y en ella convivían personajes muy variados: soldados romanos, mendigos, artesanos, comerciantes, tullidos… La actividad económica y urbana giraba en torno a la plaza donde se situaba un mercado, que solía ser semanal, al que acudían mercaderes con productos de la región: telas, cestos de mimbre, ollas, pescados, cítricos, frutos secos, carnes, huevos, aves, vino, frutas…
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