¿Qué sentía una muchacha huérfana, en los turbulentos tiempos del Siglo I en Judea donde le tocó vivir?
La Paz Romana, no tuvo nada de pacífica para los territorios Israelitas. Juedea era un verdadero dolor de cabeza para los romanos. Su férrea independencia, su levantisca y continuado enfrentamiento con la autoridad, hacía de esta región del imperio un constante desperdicio de recursos para aplacar sublevaciones.

Educada en el Templo por sacerdotes, fuera del mundo, entre Escrituras que hablaban de un Salvador para Israel, un Mesías, un Ungido. Al llegar a la pubertad, esos sacerdotes le buscaron un marido. Y sin estar aún casada, sin “conocer” varón se encuentra embarazada.

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